El sábado 14 de septiembre llevamos adelante nuestra Convivencia Anual de Voluntariado. Fue un día de encuentro, de reflexión, de profundizar en nuestra fe en Cristo, para fortalecernos en el cuidado y acompañamiento de los que más sufren.
"La Cruz como escuela de Amor" fue el lema que guio a todos los que participaron del día que tuvo distintos signos que ayudaron a profundizar en el mensaje del amor.
Al mismo tiempo, se realizaron tres exposiciones: La cruz que es cargada por los enfermos, ¿cómo aceptar nuestras cruces y ayudar a cargar las cruces de los demás con alegría? Y La Pasión de Jesús como un huésped en el Hospice Buen Samaritano.
Hubo un espacio, además, para poder profundizar personalmente sobre lo vivido en este tiempo de voluntariado y, en especial, de lo recibido en la convivencia.
Este encuentro busca tocar los corazones de diferentes maneras. Por un lado, es el momento del año en el que los voluntarios y voluntarias renuevan el llamado de servir a los que más sufren. Además, la convivencia intenta ser un momento para que el voluntario reciba algo de todo el amor que brinda entregándose por completo en la casa, en los hospitales y en los hogares de las personas a las que acompañamos.
La convivencia, que inició temprano por la mañana y concluyó con la celebración de la Santa Misa, precisamente, en el día de la Exaltación de la Santa Cruz, tuvo un signo visible, exterior, de un paso invisible, interior. Cada voluntario que renovó el compromiso de entregarse y servir por un año más recibió una tarjeta con la inscripción del lema y una oración en el dorso.
La llama del servicio puede llegar a bajar su intensidad a lo largo del año y es en la Convivencia adonde es nuevamente encendida por la comunidad, para que pueda seguir iluminando a cada persona que entre en contacto con el Hospice Buen Samaritano.
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